jueves, 8 de julio de 2010




Mi hermano llegó el viernes 2 de julio a las 17:00 horas Santiago de Chile, con su mujer Verónica y su perro Fugas. Estaba en el aeropuerto esperándolos su suegro, el adorable Jaime Rayo, y Cristián Vera y yo.
La emoción es indescriptible, el abrazo perpetuo, no importa lo que pase en la vida, no importa dónde estemos, nada importa sólo que estaremos juntos por toda nuestra vida, de eso no cabe duda.
Su alma llena espacios con luz y amor, dulzura a raudales y un toque de inocencia que conmueve de mirarlo. Nos parecemos mucho más de lo que yo podía pensar, somos seres de piel, de abrazar y de demostrar nuestros afectos. La vida de algún modo se encargó de dejarnos intacta la capacidad de querernos del modo que sea.
Nos juntamos en casa este miércoles 7 con todo los amigos y fue inolvidable, puro amor, energía positiva, cohesión, cobijo y la sensación extraña y perfecta de sentir que habíamos vuelto a casa, el uno al otro.
Mi hermano, mi hermana, como nunca esas palabras cobraron valor en mi y en todos los que me quieren y viajan este viaje conmigo.
No se qué nos depara el futuro, pero se que siempre nos tendremos, que nunca estaremos solos, que hemos nacido para ser hermanos, para cuidarnos, protegernos y querernos para siempre.
Ya no me importa sentir miedo si alguien me quiere dañar, se que él estará ahí para cuidarme, de un modo que nunca nadie me cuidó.
Gracias a mis amigos y amigas por estar en este momento lleno de magia, que me llena el corazón de felicidad y me da un impulso definitivo por vivir más que nunca la vida con una sonrisa grande, tan grande como este amor que nos une y en el que llega a demás incluye a Verónica, su mujer, mi cuñada perfectamente humana, bella, dulce y un orgullo para todos nosotros.

Gracias hermano por ser mi hermano.


Leonor, a mis amigos y amigas que vibraron de emoción con cada abrazo, con cada momento de pura magia!!!

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