sábado, 26 de enero de 2008

AMOR


"All you need is love", gritaban los Beatles, pero con todo el dinero que tenían, es fácil decirlo. Dicen que el amor no se puede comprar, y ciertamente no, pero sí se puede "costear" con dinero. Cuántas relaciones de pareja no terminan pésimo por culpa del dinero. No faltará el romántico que diga que "cuando hay amor nada importa" (contigo pan y cebolla, dice el dicho), no creo en absoluto que sea cierto.

El amor es CIEGO, sólo en una primera etapa, luego recupera la vista, el habla y todos los sentidos, incluyendo "el sentido común", más importante que los anteriores.
Amor, muy parecido a comer chocolate, esto a nivel cerebral, la sensación al parecer para los estudiosos es similar, de ahí que uno tienda a comer chocolate cuando anda triste....serotonina y betaendorfina, entre otros neurotransmisores son los que agradecen tanto el amor como el chocolate...¡grande Moctezuma!

El amor ha sido permanentemente sobredimensionado. Todos quieren tenerlo, pero pocos, y muy pocos lo saben cuidar, atesorar y enteder, cosa que no es fácil.

Sobre la "incondicionalidad" del amor, tengo miles de "peros", por ejemplo por muy enamorada que una chica esté si su pareje se manda el "numerito" del siglo, estafa, o hasta asesina, ella, sabiamente deberá "entender" que es mejor seguir adelante y dejar a ese "gran amor" que se pudra en la cárcel. Pero se cree, como el caracol que puse en este texto, que "el amor es ciego"....insisto, sólo un tiempo muy corto.

El amor es la excusa perfecta para el sufrimiento de los que sólo "esperan" que las cosas les lleguen, es el mejor argumento del flojo, del conformista, de las derrotistas..."nunca he sido amada", dice la chica mientras como helado de chocolate agrandando sus caderas en varios centímetros...en proporción indirecta a sus probabilidades de encontrara amor...a más caderas, menos probabilidades.

Aceptémoslo, es el siglo XXI, estamos en el mundo de las imágenes...si ves algo y te gusta, vas y lo tomas, si no te gusta no, lo mismo para con las personas, y está comprobado que los hombres y mujeres eligen a un "otro" con quién (en alguna parte de su DNA), puedan procrear. Por eso los hombres prefieren cierto tipo de mujer, los antropólogos lo asocian con la "metalectura" de la fertilidad.


Amor, amor....Romeo muere, Julieta muere...todos los grandes enamorados terminan muertos y sufriendo. Y no sólo para Shakespeare, vean ahí a Marco Antonio suicidándose y luego a Cleopatra....o a Josefina desterrada por no poder tener hijos...pero, Napoleón la amaba...Alejandro Magno amaba a Hefestión....en fin, los dos terminaron pésimo, pero uno con un mejor lugar en la historia que el otro.

Ama el pobre y el rico por igual. Ama el ciego, de verdad, y el sordo...ama el que miente descaradamente y el que llora cada noche..ama el monje y ama el ateo...aman con vehemencia, porque el amor más que una relación con un otro es un "estado del alma", un momento que puede ser eterno si se cuida y se trabaja.

El amor, como concepto, nos mueve en lo positivo, nos alienta y llena de esperanza. El amor te ayuda a ser mejor persona, en tanto entendamos que no es sólo amor sexual....el verdadero amor está atrapado en la mirada de mis hijos, en la palabra "Mami", en la canción de cuna que les canté a los dos, y en todos los minutos que esperé por que ellos llegaran a mi.
Mi gran amor, está dividido en dos, y por partes excatamente iguales. Mi Amor es Tomás y Borja, dos hombres maravillosos, dos regalos del universo que vinieron a amarme y a enseñarme cómo amarlos a ellos.

Los niños representan el verdadero e indestructible lazo de amor. Sin ellos, todos seríamos pobres de verdad, viviríamos perdidos, sin norte ni sur, no habría necesidad de levantarse a trabajar o de escribir estas palabras para que otros las lean.
Hijos, hijas, nada más perfecto, nada más digno de ser amado.
Sólo haberlos tenido es suficiente para decir que he amado y he sido amada con una intensidad feroz...no existe amor más grande que ese....nunca existirá.



Leonor
A mis amigas y amigos que saben dónde está el verdadero amor