lunes, 15 de marzo de 2010

Terremotea2




Terremotea2


El viernes 26 de febrero me junté con mi socio en mi casa a trabajar, al final le dije “vamos al casino”, para relajarnos y distraernos, hemos tenido muy pesada la mano. Me dijo que sí, y arreglé todo para pasar por él tipo 22:00.
Partimos y en el camino (son unos 35 minutos desde Santiago a Monticello), le iba diciendo lo cansada que estaba y de cómo me dolía la espalda, él me decía, “allá nos vamos a relajar”. Nos separamos desde la entrada como parte de nuestras cábalas. Empecé con una buena mano, y gané mucho más de lo que podría haber pensado. En eso estaba cuando Cristián se me acerca a las 3:30 de la madrugada, “perdí todo, vámonos?”, le dije, “dame unos minutos y nos vamos…”, me paré de la máquina en la que estaba y él se da vuelta, me dice “no debería haber venido…”, y en ese momento una chica dice con voz temblorosa “está temblando…”. Nos paramos al lado de una máquina, a esperara que pasara el temblor, acá tiembla siempre, y en general no es (era) motivo de mayor alarma. De pronto comenzó con fuerza, le pedí que me abrazara, “no para…no para…”, comenzó cada vez más fuerte….veía como se movía el piso, se levantaba mucho polvo, se caía el cielo falso con la gente entre medio…las luces no se apagaron, todo se movía, mucho ruido, la gente gritaba desesperada, gritos de desesperación, de horror…en un momento, sólo en una fracción de segundo el terremoto se disparó….fue tan, pero tan fuerte que es imposible describirlo, sentí que la curva se fue a las nubes, que no iba a parar…yo creo que en ese momento todos pensamos que moríamos ahí.

Nos movimos a un sector un poco más seguro y el operativo comenzó. La gente corrió hacia las vías de escape…todas muy pequeñas, las cifras dicen que ese día había 3.900 personas en el Casino, claro, era el día del sorteo de fin de mes, a muchos les habían pagado ese viernes y además era el último fin de semana antes de entrar a trabajar y a clases, eran las condiciones “perfectas” para una catástrofe.
Salimos a una “zona segura”, había un ambulancia, fuimos los últimos en salir. Esperamos y fuimos al auto que nos esperaba en un sector completamente inundado, las cañerías lo habían convertido en un lago artificial. A pesar de mi angustia, tuve la claridad para manejar con decisión y tranquilidad. En la carretera la gente iba a una velocidad extrema, hasta llegar poco antes del primer puente que estaba ya cortado.
Decidimos, junto con los otros que estaban en la carretera dar la vuelta, y nos vinimos contra el tránsito a Santiago. Más de dos horas….llegamos a mi depto. a las 6:15 de la mañana. En medio de la locura y el hecho evidente que No había señales para los celulares, pude hablar con mi hijo Tomás, que había ido a bailar, eso me dio paz, él estaba bien.






EN casa Borja con el Papá, nada que temer por ellos. En el camino sólo podía pensar en que vivíamos una situación extrema en todos sentidos….era una película, como si sólo faltaran los OVNIS. Todos alerta, todos muy asustados, todo oscuro, todo en silencio. Al llegar a Santiago la sensación de “estado de guerra” era horrible…la gente en las calles, no había luz, sirenas…pero no vimos nada en el suelo, salvo escombros, cosas menores. En la radio ya veníamos escuchando que había sido en el sur, que por allá la cosa era el fin del mundo…pensé en mis compatriotas, en cómo lo estaban pasando, lloré y no paré de llorar. La angustia reventó al llegar a casa, abrazar a los míos y ayudar a ordenar. Por suerte nada importante, tanto así que Borja, que tiene 6 años, no tiene idea qué pasó, porque siguió durmiendo plácidamente…mis agradecimientos públicos a su Ángel de la Guarda, que le dio lindos sueños en ese momento, le evitó el trauma….Borja sigue siendo un niño “Feliz”, como lo definió desde que era un bebé mi queridísima ex alumna Millaray Valeria.

De ahí en adelante, todo fue caos en la vida misma. La televisión mostraba cosas de terror, era imposible estar en paz. Luego la réplica, el susto, la gente corriendo….uf!, y anoche el apagón. Prácticamente todo chile estuvo más de 4 horas completamente a oscuras…el paraíso de los amigos de lo ajeno.

Nos quedamos frágiles, todos con una sensación rara. Hay incertidumbre en el ambiente, a la gente le ha costado retomar sus vidas “normales”, el miedo está con nosotros cada día. Pero no podemos parar, la vida sigue, debe seguir, nada nos puede parar, tenemos mucho que hacer, todos, juntos o por separado, es mucho lo que hay que hacer, hoy más que nunca.

Algunos andan viendo señales, indicios de qué “quiso decir la tierra”, pero la verdad es que no hay que ser muy instruido como para saber que vivimos en el borde de una Placa y que cada cierto tiempo esta se acomoda, todo esto ES en sí mismo parte de la naturaleza, lo raro sería que nunca pasara.
Deberíamos empezar a aceptar que esto volverá a pasar una y mil veces, lo importante es saber qué hacer, estar preparados para protegernos, pero nada más. Frente a la fuerza de la tierra somos unas hormigas…nadie podría haber hecho algo para parar lo que pasó, nadie, ni el más rico, ni el más poderoso, esto es así….y lo será por siempre. Mis nietos y los nietos de mis nietos seguirán viviendo esto, espero que ellos tengan nuevas tecnologías predictivas, que realmente el país esté conectado, que se puedan comunicar, que todo pase rápido que no muera gente por estas causas….

Leonor
A mis Amig@s que creen que la vida siempre se abre paso, siempre.