Siempre todos hemos soñado con tener nuestra propia empresa, quizás no tanto con ser empresarios…pero sí con la idea de disponer de nuestro tiempo, y de no darle cuenta a nadie!. Una idea particularmente atractiva, sobre todo en estos tiempos en los que se le vende el alma al diablo en cada oficina.
Las exigencias del trabajo desde las 08:30 de la mañana, se extienden vertiginosamente hasta pasadas las 19:00 horas, como mínimo, y esto evidentemente conlleva un desgaste que muchos no son capaces de dimensionar, hasta que son ya mayores.
El tiempo pasa a una velocidad casi inmoral, no nos damos cuenta y ya nuestros hijos tienen novia, sí es experiencia personal.
De pronto la vida pasó y estás con la Flaca al lado, preguntándote si hiciste algo bueno de esta vida que te tocó vivir.
Tomar decisiones nunca es fácil, jamás, en ningún ámbito. Pero llega un momento en el que no hay opciones y por motivos hasta de salud mental es bueno decidirse, lanzarse y montar una empresa.
He podido ver que la mayoría de los que se deciden a poner su “negocio”, cualquiera este sea, pierden de vista variables sencillas, básicas y simples, en las que puede estar encerrado el éxito o el fracaso de dicha empresa.
Creo que tomar un Coach de empresa es lo mejor.
Este año ya he asesorado a cuatro empresas que se han formado, el punto está en que realmente se hagan todos los pasos, y que las sugerencias sean puestas a prueba, y no queden como bonitos documentos en el escritorio.
No es fácil, pero nadie dijo que fuera fácil jamás.
Leonor, a mis amig@s que quieren ser sus propios dueñ@s ;)